jueves, 13 de agosto de 2009

Cromwell no conoció a los argentinos

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El único lugar del mundo donde un cuerpo legislativo estaría dispuesto a recortarse facultades constitucionales, abdicándolas en el Ejecutivo, debe ser sin lugar a dudas la Argentina.

En cualquier país normal, uno esperaría que el Congreso -dejando de lado si está controlado por el mismo partido que el Ejecutivo- busque tener el mayor protagonismo posible, quitando relevancia al presidente de turno y adjudicándose un rol preponderante en la creación de políticas públicas.

Sería una comedia muy absurda, si no se tratara de instituciones reales, la comparación entre el Legislativo de un país normal y el Congreso argentino. La confirmación a la Corte Suprema de la jueza Sonia Sotomayor en Estados Unidos fue un proceso complejo donde fue cuestionada por republicanos y reconocida por demócratas, pero ninguno de los dos partidos minimizó el importante rol del senado en su confirmación.

Tratemos de comparar eso con cualquier discusión en el congreso argentino: todo es convertido en un asunto de "gobernabilidad" un concepto que sólo es un resabio de un sistema caudillista, del cual el electorado tiene mucha responsabilidad por su perpetuación: cuando votamos a alguien a la presidencia, nos gusta darle todo el poder para que nos lleve por el camino que quiera. "Balance de poder" debe ser un término inexistente en la ciencia política argentina. Aunque el sistema de listas sábanas también contribuye a ese esquema tramposo.

Los legisladores oficialistas jamás le prestan demasiada atención a los proyectos enviados -dudo que muchos de ellos los lean- sino que su labor legislativa y votaciones se basan exclusivamente en las siguientes máximas: "Si lo mandó la presidenta, yo voy a apoyar a la presidenta" y "¡Al carajo con esas mariconadas pequeñoburguesas de la división de poderes!"

La mayoría de ellos son simples lacayos de la Casa Rosada. Ni siquiera podemos decir que cambian de posición a pedido de sus amos, sino que cambian de posición frente a cualquier telefonazo que venga de Olivos. El senador (deshonra para el título) Miguel Pichetto, se ha visto varias veces en esa situación, exacerbada por la improvisación del kirchnerismo, que lo lleva a querer debatir y querer suspender el debate, todo en la misma sesión.

Como si no fuera suficiente con que se reúnan a votar y aprueben las medidas más retrógradas de la última década como estatizaciones masivas o impuestazos tecnológicos, ahora insisten en delegarle facultades a un Ejecutivo desgastado y que insiste en llevar a cabo venganzas personales contra aquellos que, según su pésima visión de la realidad, les hicieron perder las últimas elecciones. Ya ni siquiera hablamos de un mínimo de racionalidad política, para el gobierno todo tiene que ver con un revanchismo visceral que hace que incineren las cuentas públicas en pos de cumplir sus utopías ideológicas extinguidas en todo lugar donde reine la cordura.

Y mención especial merecen los diputados de los bloques de izquierda, como Solidaridad e Igualdad o Proyecto Sur. Aparentemente los mismos tipos que creen que el problema del kirchnerismo es que no va más allá con sus postulados, pensaron que está bien delegarle el poder a ese personaje que en su momento les parecía "demasiado neoliberal". Bravo, muchachos. Siempre demostrando que pueden ser los idiotas útiles de cualquier lacra que les sea afín ideológicamente.

El Congreso argentino, además de atravesar la adolescencia ideológica, vive en una clara niñez institucional. Le es imposible reconocer su rol, ponerse los pantalones y actuar por sí mismo. Los parlamentarios ingleses (y ya ni me refiero a los históricos, seguramente los actuales también) organizarían un suicidio en masa de conocer a los diputados argentinos.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Corrupción menemista, y de la otra

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Los progresistas asociados al kirchnerismo, de distintas clases: ingenuos, comprados o ambas cosas, quedarán con un único premio consuelo cuando el modelo caiga. Para ellos será sencillo y lo dirán sin demasiados reparos: el modelo era perfecto "en la teoría" pero la corrupción desmedida hizo que fracasara, como si la corrupción en la gestión pública fuera incompatible con un modelo de concentración de la economía en manos del Estado, que tanto suelen defender, dejando de lado al caudillo que lo protagonice.

El caso que nos ocupa en este posteo es el de Diana Conti, una diputada que entraría dentro de la categoría "Residuos del Frepaso" que posee una extraordinaria cara de piedra que le permite defender a los Kirchner semanalmente en "A dos voces", quien se habría quedado con buena parte del sueldo de un asesor, además de pagarle en negro.

La misma gente que denunciaba la corrupción del menemismo -con la valiosa excepción de Elisa Carrió- permaneció callada mientras el matrimonio Kirchner cometía los actos de corrupción más aberrantes de esta década. Para ellos, los excesos cometidos en nombre del "socialismo del Siglo XXI" son totalmente aceptables. Inaceptable es que los tenga un gobierno moderado o de centro.

El caso mas notorio de estos últimos meses fue el de Graciela Ocaña, una de las primeras tránsfugas atraída por la "transversalidad" kirchnerista, que ahora denuncia, casi sorprendida, la injerencia de Hugo Moyano en la administración pública. Aparentemente le tomó seis años darse cuenta de cómo funcionaba el modelo corporativo y quiénes eran sus principales actores y beneficiarios.

Más allá de que la actitud de Conti vaya en contradicción con su encarnizada lucha contra "empresas explotadoras" y empleadores que pagan en negro, lo más extraño es la actitud del damnificado, el periodista Bruno Bimbi. En una entrevista dijo que jamás hubiera aceptado ser asesor de un senador menemista, y que aceptó trabajar con ella porque admiraba sus posiciones políticas y se encuentra decepcionado por sus comportamientos, que según él, son incompatibles con un pensamiento de izquierdas. Yo no se si se trata de ingenuidad o simple ignorancia, pero que alguien con una mínima formación crea que la antinomia esta dada entre "neoliberales corruptos" y "progres honestos" sólo demuestra una estrechez mental increíble.

Pero la realidad dice otra cosa. Cuando uno hace que el Estado administre desde fábricas militares hasta varias aerolíneas pasando por una empresa de agua, lo lógico es que se genere un margen mucho mayor para la corrupción gubernamental que en un Estado que se limita a hacer lo que le corresponde. La corrupción es inherente a este tipo de modelos, al contrario de lo que el progre idealista pueda creer.

Para este chico no existe algo asi como un progre corrupto. Cree que se trata de otra contradicción en términos, y de esas conocemos muchas, como "intelectual kirchnerista" o "economista de izquierda" Pero resulta que cae en la misma trampa conceptual que muchos defensores del peronismo, si el proyecto que defienden no funciona o se corrompe, deja de ser progresismo. Así, podrán continuar defendiendo las mismas políticas, diez o veinte años después de Kirchner.

Bruno Bimbi, el periodista que hasta hace muy poco tiempo escribía fervientes apologías del gobierno saqueador en su blog y otros lugares, ahora denuncia uno de los métodos característicos del modelo al que tanto defiende. Parece que el señor Bimbi recibió un poco de su propia medicina, a manos de la gente y las ideas a las que tanto admira. Mala suerte.

domingo, 2 de agosto de 2009

Una vuelta de tuerca

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Encontrar un nuevo rumbo en medio de una gran debacle educativa, el irrespeto a las autoridades y en simultáneo, el crecimiento de la delincuencia es el menos complicado, sobre todo si lo que se pretendió en esta última década, es reconstruir políticas de seguridad en una continua comparación con los 90, período del que por cierto nos hemos alejado hace casi 20 años. Siete años de estancamiento político y económico, en donde las medidas siempre se definieron en torno a lo que no eran: “no somos menemistas”, “no somos golpistas”, “no somos oligarcas”, “no somos la derecha”, no sabemos realmente como se autodefinen, aunque sin problemas podríamos definirlos. Hoy, avistando una nueva década, sufriendo la institucionalización de un modelo que pretendió mucho y logró poco, quiso redistribuir y se sostuvo combativo… Pretendió enfrentarse a Godzilla cuando ni siquiera podía pararse solo. En dos períodos presidenciales no logró sus propósitos, y sin lugar a dudas, está dejando muchísima más incertidumbre que la tan nombrada crisis de 2001. Se propuso acabar con la pobreza y con lo único que logró terminar es con la credibilidad del INdEC. La estafa de un modelo cuyo objetivo más importante es ser máquina del tiempo; y que tiene entre sus filas al rejunte terrorista de la década de los 70.
Volviendo a lo que me motivó a escribir: el vació que se viene produciendo en las familias argentinas y que encuentra en los jóvenes su máxima expresión, y para lo que aún, como en muchas otras materias, no se vislumbra una posible solución. Los valores de los que han sido depositarios los habitantes de nuestro país hace un siglo atrás, se encuentran irreconocibles hoy día e irreconciliables con las clases más bajas. Los sectores de menor poder adquisitivo fueron aquellos que en la mayoría de los casos impulsaron el progreso de la república. Aquellas poblaciones forjaron nuevos habitantes profesionales y ante todo trabajadores incansables para lograr el progreso personal y familiar y rehuir de una condición de pobreza que no condicionaba sus sueños de ascenso. Viéndonos hoy en día en una situación de deterioro sistemático de los valores que hicieron grande a este país, se hace difícil adoptar posturas cómodas en donde mirar a un costado haga que se solucione gran parte de la cuestión. No considero que la asistencia social sea el método apropiado para afrontar con inteligencia esta situación, los centros de recuperación o institutos de menores se han convertido en academias certificadas de delincuencia juvenil y la disciplina junto con el esfuerzo personal son malas palabras. Políticas pésimas están condenando a un país a un futuro demasiado incierto, niños que aún no superan la etapa de la infancia están consumidos por la droga, convencidos de que la educación jamás solucionará algunos de sus problemas, sintiendo una lejanía dolorosa y un odio perpetuo al trabajo como la única fuente de sustento. Reivindico la tarea de las madres y padres que con mucho esfuerzo intentan salvar a sus hijos de aquellas situaciones, pero a pesar de servir como valiosos ejemplos, todavía son muy pocos los casos. Las familias cumplen un rol fundamental en el país, y es en su seno que deben formarse los futuros hombres de bien que gobernarán la república directa o indirectamente desde la participación democrática; sin embargo no se promueve la participación en la construcción, peor aún, se fomenta el “desligue” de toda la responsabilidad y se transfiere esa tarea de contención y formación primaria a la institución escolar, (donde al ritmo de la omnipresencia, aumenta el vapuleo) o al estado desde la asistencia permanente, que luego toma tal o cual plan social como una herramienta particular de manipulación a la hora de las elecciones. Bajar la edad de imputabilidad es una buena medida a llevar a cabo; una idea que era atribuida a la “derecha”, hoy es compartida por la mayoría de las facciones políticas. Otra paradoja. Pero sobre todo, aquí el centro de la escena lo ocupa la familia, el hecho de que padre o madre o ambos, deban salir a trabajar para poder sostener la familia que eligieron a conciencia constituir, no es en absoluto una excusa para deslindarse de la responsabilidad. La paternidad responsable y la planificación familiar son dos factores que hacen al mejoramiento de la calidad de vida. Los padres son los únicos garantes de que esto ocurra, y no vale la pena, o vale bastante poco, si la preocupación comienza una vez que este proceso de deterioro hizo estragos en la conducta de los adolescentes. El compromiso debe estar desde la concepción y de ahí en adelante, afrontar las circunstancias futuras desde la acción racional y no bajo impulsos irracionales que conducen al odio o al resentimiento eterno a aquellos que, con mayores o menores obstáculos eligieron un camino tan legítimo como el de trabajar arduamente. Actualmente vemos muy lejano un profundo cambio de valores, pero las experiencias a largo plazo conducirán a ello y será sin duda, la verdadera gran transformación.

domingo, 19 de julio de 2009

Transgresores y complacientes

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El publicista Omar Bello me sorprendió gratamente en la última edición de la Revista Noticias, describiendo de manera brillante algo que pienso desde hace mucho tiempo:
Una de las peores herencias del kirchnerismo es el crecimiento y expansión de esta generación de periodistas “cool” que, de la mano del progresismo político, van por la vida pescando mojarritas que venden a precio de tiburón.

Desde los que visitan las villas asombrándose de los “horrores” que dejó el capitalismo de los noventa (importa poco que estemos en el 2009) hasta aquellos
que recorren las cárceles desde una mirada comprensiva, o los que dicen “última
dictadura” cada cinco minutos tomando un trago en cámara y haciéndose los cancheros.
Siempre me pareció que todos los periodistas que constantemente apelan a una supuesta "transgresión" tienen en común ser mucho más complacientes con el poder que aquellos que no pretenden todo el tiempo ser rebeldes. Después de todo, es una rebeldía barata, diseñada para que cualquier consumidor de la misma pueda sentirse bien, creyendo que encontró la causa de los males del mundo, mientras en el fondo subsisten los mismos problemas y los mismos valores falaces que los sostienen. Porque de eso se tratan estos productos, de que un lector cualquiera pueda sentirse indignado junto con Beatriz Sarlo ante sus quejas por la desaparición de las calesitas o las similitudes entre un shopping de Arizona y otro de Palermo. La conducta posterior que se espera de este público, consecuencia lógica para los autores de estas locuras en general, es que aquél advierta la naturaleza perversa y demoníaca del capitalismo global.

El artículo de Bello señala el caso particular de Caiga Quien Caiga,
programa que durante todos estos años se encargó de denunciar con arrojo y valentía la formación de charcos en las veredas de González Catán mientras sus noteros jugaban a ser Dustin Hoffman en El Graduado cada vez que tenían la oportunidad de estar cerca de Cristina Kirchner. Verdadero periodismo transgresor, seguro.


Lamentablemente la lista no termina ahí. A Bello se le olvida agregar que los programas políticos de la televisión abierta son una especie en extinción -otro efecto del kirchnerismo- y desde entonces, se encargan de cumplir ese rol los llamados "programas de archivo" que, por supuesto, se rigen por la misma línea ideológica de los casos mencionados. El ejemplo más obsceno de ese populismo adaptado para televisión es TVR, el programa de Diego Gvirtz. El programa debe tener el récord de haber mostrado todos los lugares comunes del progresismo en una forma accesible para el público medio. Desde reproducir de manera fiel todas las mentiras de Olivos durante el conflicto con el campo, acusando a productores agropecuarios de golpistas y nazis, hasta convertir a Castro y Chávez en los salvadores del futuro de latinoamérica, Gvirtz nunca pierde el momento para bajar línea política en un programa que había comenzado como
humorístico, y que quizás continúa siéndolo, aunque de otra manera. El tipo quizás se imaginaba a si mismo como el Michael Moore argentino, y continúa haciendo el ridículo semana tras semana. Básicamente, el programa es una adaptación de Página/12 para televisión. (Y uno a veces se pregunta si los comentarios de los conductores no estan guionados por José Pablo Feinmann)

Ser un "transgresor" para esta clase de periodistas, es estar en contra de un supuesto "establishment" u orden establecido que les resulta cada vez más dificil encontrar en la realidad, sobre todo porque los equivalentes de ellos en el terreno político han acaparado todos los espacios de poder y, por pura casualidad, han aplicado justamente las ideas que ellos tienen. Son tan incoherentes como Edgardo Depetri diciendo que Macri es el candidato del poder.

Y mientras el juego de la rebeldía barata continúe expresando su valor en altos ratings, seguirá pasando el tiempo hasta que tengamos un periodismo que deje de ser complaciente con ideologías fracasadas y pateando caídos, y se anime a cuestionar a los poderosos cuando éstos tengan la suma del poder público. Si lo hacen cuando termina el cíclo, ¿de qué sirvió?

sábado, 11 de julio de 2009

¿Dónde estaba la OEA antes del Golpe en Honduras?

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El 28 de junio por la madrugada fue sorprendido por las fuerzas militares el presidente de Honduras Manuel Zelaya, simultáneamente las jóvenes democracias latinoamericanas involucionaban siglos; como un revival, el desfile de militares se convirtió en una de las peores imágenes de los últimos tiempos. Desde una posición decididamente contraria a aquella que defiende las tiranías ejercidas por varios líderes centro y sudamericanos, resulta al menos complicado analizar el conflicto sin tener en cuenta algunos de los peligrosos factores que incidieron en éste desenlace golpista. Es preciso aclarar y declarar el repudio a estos mecanismos además de ilegales, nefastos de acceso al poder, pero también es preciso aclarar y declarar el repudio a las maniobras y manipulaciones que el presidente electo comandaba, atentando de modo gravísimo contra la vida democrática del país.
Cuando el Secretario General Insulza llamó a una reunión de los representantes de la Organización de los Estados Americanos el 30 de junio, el primer interrogante que surge es justamente el relacionado con esta cuestión: ¿dónde estaba la OEA antes del Golpe en Honduras? Las organizaciones que levantan las banderas en defensa de la democracia y los derechos humanos no estaban presentes en el debate acerca de una eventual reforma constitucional anterior al 28 de junio; tampoco intervino algún organismo cuando se planteó ese deseo presente actualmente en todo líder latinoamericano, que autodeclarado nacional y populista pretende transformar una república en una democracia a medias y plebiscitaria, y que en países como Venezuela ha virado hace tiempo ya, hacia un modelo pleno de dictadura reafirmada por el plebiscito o Argentina, que ha sabido ganarse un lugar a través de esos espacios en blanco que deja la ley, con una sucesión conyugal en el poder. Aquí se plantea una problemática clara, por un lado, una necesidad metafísica que impulsa a los líderes socialistas a hacerse en el poder cueste lo que cueste, cuáles profetas que llegaron a América Latina para guiar hacia la tierra prometida; por otro lado y contribuyendo a que estas situaciones se propaguen, sectores radicalizados que motivados y nostálgicos por el fracaso casi generalizado de las luchas setentistas y en contrapartida, el triunfo de la dictadura, ahora diarquía absoluta de los Castro, bregan por el rompimiento de las cadenas que un “imperio” supo solidificar. Lo cierto es que por estos días bien pueden sentirse airosos, ya que el aislamiento no logró desestabilizarlos, puesto que hoy Cuba, cuna americana del Socialismo y de la buena vida, goza de una enseñanza opuesta de raíz a un aparato ideológico del estado, y cuenta con centros de salud y parámetros de calidad de vida que arrojan los datos más envidiados en todo el mundo. ¿Quién podría discutir esta situación?, no lo sé, pero bien sé quiénes podrían reverenciarla: Rafael Correa (Ecuador); Hugo Chávez (Venezuela); Cristina Fernández y Néstor Kirchner (Argentina); Evo Morales (Bolivia); Daniel Ortega (Nicaragua). Es evidente que gran parte de América Latina está sujeta a los designios de estos personajes que niegan sus realidades para situarse más allá del bien y del mal. Lo único esperable es que quién deba intervenir diplomáticamente lo haga a tiempo, pues no es agradable legitimar todas las acciones de un Jefe de Estado que hoy minimiza causas y se alza en el rol de víctima, por el único mérito de haber sido a lo Allende, electo democráticamente; la democracia es una forma de vivir y proyectar a futuro, no es aquél medio para lograr ese fin. Luego, la llegada al poder por la vía del sufragio, es la excusa perfecta de todos los defensores a ultranza del socialismo, cuando en realidad, sus esfuerzos denotan una y otra vez un extraordinario interés en su progresiva eliminación.

viernes, 3 de julio de 2009

Resumen post-electoral

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La campaña electoral terminó de la misma manera que el conflicto por la Resolución 125: con un freno a las ambiciones oficialistas y un total autismo del gobierno en las horas posteriores. El gobierno demuestra siempre la incapacidad de reconocer errores en asuntos básicos de su administración: simplemente caen en la absurda conclusión de que "comunican mal" lo que hacen, como si gobernar fuera simplemente realizar propagandas que logren contradecir eficazmente a la cruda realidad que generaron. La sociedad parece haber despertado luego de seis años de avasallamiento de las instituciones. Como mínimo, si el Poder Ejecutivo quería mostrar alguna conducta propia de países civilizados, debería haber felicitado a los ganadores e invitarlos a la Rosada. La estupidez de decir "perdimos en la provincia pero a Macri le fue peor en la Capital" es absolutamente inadmisible viniendo de alguien que no debería situarse en el rol de analista política, siendo que se encuentra ocupando la Presidencia de la Nación. Pero es una conducta recurrente de los Kirchner: la de situarse por fuera de los acontecimientos a la hora de referirse a cualquier tema, como si se fueran ciudadanos de a pie.

En principio, hay que reconocer la extraordinaria campaña de Francisco de Narváez. Comenzó como un empresario desconocido para casi la totalidad de los bonaerenses, y termino ganandole a la figura mas reconocida del PJ, en su distrito más fuerte si dejamos de lado el norte argentino. Logró superar todo tipo de maniobras inescrupulosas del kirchnerismo, desde el adelantamiento de las elecciones hasta una campaña para relacionarlo con el tráfico de efedrina, y utilizó una serie de publicidades muy efectivas para captar el voto de sectores hartos del gobierno. Más alla de no haberlo votado y de que no comparta buena parte de su ideología estatista, su triunfo fue muy meritorio si tenemos en cuenta estas circunstancias.

Lo mas decepcionante y contradictorio fue el ascenso de un personaje retrógrado llamado Pino Solanas, de ideas mas radicalizadas y chavistas que el gobierno, que consiguió el segundo lugar (y cuatro diputados) en la Capital. Digo contradictorio porque se trata -supuestamente- del electorado más hostil al kirchnerismo, y sin embargo logra un segundo lugar alguien aún más a la izquierda de éste. Sus votantes son, como bien los define Macri, "románticos irresponsables" que no pusieron un mínimo reparo ante las arcaicas ideas de este cineasta. El solo hecho de que Cristina Kirchner lo haya llenado de halagos al día siguiente produce serias dudas sobre el futuro del gobierno, ¿buscarán asociarse a Solanas, llevando su gobierno algunos pasos más hacia el chavismo? Sinceramente espero que no.

Los resultados a nivel país parecen indicar un resurgimiento de la UCR, algo impensable hace pocos años. Cosecharon victorias en Mendoza, Entre Ríos, Santa Cruz y Córdoba en su lista de diputados. Habrá que ver como se traduce esto en una acción opositora conjunta en la Cámara de Diputados, donde, por lógica, deberían unirse al bloque del Acuerdo Cívico para lograr una cantidad de legisladores que les permita acceder a la mayor cantidad de comisiones. Sin embargo, los partidos "socialdemócratas" en los últimos años se han caracterizado por fragmentarse en múltiples bloques, convirtiéndose muchas veces en idiotas útiles del gobierno, o a veces en explícitos oficialistas. Está por verse si pueden solidificar su alianza dentro del Congreso, lo cual sería ideal.

Para el peronismo, comienza la etapa conocida como "sacarse de encima al derrotado" tan característica de sus ciclos de gobierno. Para los peronistas historicos, nadie es menos peronista que un peronista que pierde una elección, entonces hay que reemplazarlo por uno "verdadero" o sea, uno que gane elecciones. Es el único comportamiento que conocen en el día posterior a una eleccion nacional. Los anteriores incondicionales se convierten en críticos, porque conocen la dinámica del poder, y se consideran a si mismos como la próxima cara del mismo modelo corporativo. Saben que es muy probable que el próximo presidente salga de sus filas, más teniendo en cuenta la política de hacer internas en elecciones generales que tiene el PJ, entonces aprovechan la oportunidad de ser ellos los forjadores de un "Nuevo Peronismo" que para todos los fines prácticos, será el mismo de siempre.
De repente, nadie más es, fue o ha sido kirchnerista, excepto aquellos que con tan poca visión decidieron atar su suerte a la del ex presidente, como el caso de Daniel Scioli, quien ya ha demostrado que su éxito en la política se basa en un monton de frases cursis robadas al personaje de Peter Sellers en la película "Desde el Jardín" y a no expresar en concreto ninguna preferencia política.

Espero que la oposición pueda llegar a un consenso sobre unos pocos temas clave que permita llevar cierta institucionalidad y reglas de juego claras al gobierno, y no se pierda entre la falta de ideas y el populismo barato demostrado cientos de veces en la campaña electoral, en la cual no hubo ningun candidato que no estuviera a favor de las estatizaciones masivas. Tienen la oportunidad de articular un verdadero republicanismo, no la desperdicien.

viernes, 22 de mayo de 2009

"La culpa no es del chancho..."

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En las próximas elecciones se va a poner en juego un “modelo” de país según algunas tendencias; la duda que me surge al pensar, es si realmente se pone en juego un modelo de país o es un mismo modelo que cambia de manos; las encuestas más generosas declaran un empate técnico y las menos proclaman a Francisco de Narváez como el triunfador en la contienda electoral, primero en el peronismo disidente. No hay una propuesta clara por parte del PRO, es tragicómico ver que hasta hace un año Felipe Solá era uno de los tantos caballos de batalla del kirchnerismo y hoy lo vemos del lado diametralmente opuesto. El importante papel que se estaba jugando la centro-derecha en las elecciones de 2007 con la victoria de Mauricio y Gabriela en las urnas, hoy no tiene mayor mérito que el de haber reunido un buen número de votantes. Esa victoria que había generado un gran debate entre los “intelectuales” de izquierda hoy deviene en una de las tantas tendencias de “lo políticamente correcto”. Nada nuevo.
Por último, quiero aplaudir a Marcelo Tinelli ya que el micro-reality que supo crear en su programa es una forma fantástica de humor político; aquellos que tengan el tupé de machacar contra él, deberían agradecer la mano que Marcelo les esta brindando, sacando de la oscuridad a personajes que no merecerían un segundo de cámara. Un programa jamás puede ser visto como el responsable de marcar la tendencia hacia uno u otro candidato; eso solamente es parte de la ignorancia política de los televidentes, la ignorancia política no es resultado de un programa, es resultado del desinterés y la comodidad en la que se han subsumido gran parte de los habitantes de la Argentina. De aquellos que prefieren incorporarse casi por instinto a la berretización institucional de la anarquía, con el lema “que se vayan todos” o a la suficiencia con la que se habla cuando afirman que todos los políticos son igualmente corruptos.
Muy pocos jóvenes se interesan por las cuestiones políticas y eso es muy preocupante, pocos de ellos saben de qué se tratan las próximas elecciones y menos aún quiénes serán los candidatos. No hay tomas de posición, nadie quiere involucrarse en los asuntos del país, pero sin embargo el libro de quejas se incrementa cada segundo. No podemos culpar a la autoridad de tiranía política, de poca sensibilidad, o de incapacidad de la gestión, si nosotros mismos no estamos a la altura de las exigencias que una República nos impone sobre la marcha. La inmadurez política es un tema menester para tener en cuenta camino hacia la formación de la democracia. No hay que olvidar que en este sentido, “la culpa no es del chancho, sino de quien le da de comer”.