viernes, 30 de enero de 2009

Say no more!

Compartir Mientras esperamos que la doña se venga con el plan canje de plasmas y DVDs para “el Carlitos” que quiera cambiar el suyo, podemos comentar un poco acerca de otros aspectos del gobierno que nos ha tocado en suerte. El brote antisemita al que nadie nunca hizo referencia, porque decirlo significaría estar a favor de Israel, y estar a favor de Israel es tan terrible como estar a favor de los Estados Unidos, (pero OJO! Hablo del Estados Unidos malo, el de la gestión anterior). María José Lubertino, la titular del INADI que sale al humo cuando un Mario Pergolini dice tonteras dentro de un contexto humorísitico, pero que tiene el tupé de decir que “Israel violó las leyes del derecho internacional” y ahora eso se le vino en contra, es una total desvergonzada; siempre creí que no tenía en la cancha a todos los jugadores pero ahora es una certeza: le falta la mitad del equipo y el arquero. Si un grupo de estúpidos se reúne para ir a escrachar a empresarios judíos, creo que no tiene nada que ver con un conflicto internacional y corríjanme si me equivoco. D’Elia es otra caja de Pandora, tiene zona liberada para obligar a ciudadanos a apoyar a un gobierno o para exigir repudiar a otro, pero lo cierto es que siempre termina impune y protegido por el oficialismo, aunque se encarguen de decir lo contrario. Pero es más que lógico viniendo de este país que ningún acto de este tipo sea condenable; si hacemos un poco de memoria y nos remontamos a mediados de 2008, cuando la misma Presidenta tildaba de gorilas, oligarcas y golpistas a pobres tipos, creo que más de uno entiende todo… Lo que más me preocupa es la capacidad de “no querer ver” que tiene el kirchnerismo al asegurar que “este modelo no pertenece a un sector político del país, sino que es el proyecto de todos los argentinos”; la frase repetida al cansancio por el General: “la única verdad es la realidad” paradójicamente nunca será tomada en cuenta en un gobierno peronista.

martes, 27 de enero de 2009

América para los comentaristas

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La gilada progre de todo el mundo está entusiasmadísima con el cierre de Guantánamo. Es imposible que, a días de haber asumido la presidencia, Obama tenga algún plan serio sobre qué hacer con los detenidos, por lo tanto, sólo se trata de alimentar los deseos del progresismo estadounidense e internacional, para quiénes Guantánamo constituye la mayor verguenza de la humanidad, pero esa isla en la que Guantánamo se encuentra, que viola los derechos humanos de once millones de personas desde hace 50 años, no merece para ellos ninguna condena. Para esta gente siempre habra violaciones a los derechos humanos correctas, cuando se opongan a los Estados Unidos.

Y siguiendo con los Estados Unidos, no deja de molestarme tanta prensa chupamedias con el nuevo presidente, viendo el nulo respeto que tuvieron hacia el anterior. Encuentro que muchos periodistas ven en Obama una suerte de figura redentora, de todos los "males" que según ellos se le pueden atribuir a Estados Unidos. Este joven, de muy poca experiencia política logró, quizá sin quererlo, que muchos de los que odian a EEUU pusieran en él todas sus aspiraciones en esa "guerra cultural" que llevan contra todo lo que Estados Unidos representa. Artículos como este de Mario Bunge sólo demuestran ese tipo de fenómeno, en especial de gente que debería concentrarse en ser apologista de la Revolución Cubana (rol natural de estos intelectuales) y no dar consejos de política al Presidente de EEUU.


Nadie que vea el tema seriamente puede tomar la llegada de un afroamericano a la presidencia como una excepción dentro de una elite dirigente blanca y protestante, absolutamente cerrada. Los reclamos para que Estados Unidos se conviertan en un país mas multicultural no se sostienen en la realidad. Ese país siempre ha sido un mosaico de culturas. Basta mirar un poco en la historia a los miembros del Congreso, y encontrar nombres judíos, griegos, italianos, serbios, alemanes, hispanos, e incluso vietnamitas. Creo que no hay en la actualidad culturas más receptivas y abiertas.

viernes, 23 de enero de 2009

Ni yanquis ni...

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Hace algunos años tuve la oportunidad de conocer a un militante de una agrupación estudiantil, quien era estudiante de Historia en la UBA. Él venía de una familia donde sus padres eran comunistas, e incluso él de chico había visitado Cuba. Creo que hacía dos años que no hablaba con él. Cuando se conecta en el Messenger después de mucho tiempo y su nick decía "un soldado del gobierno de Cristina" mi primera impresión fue que se trataría de una ironía. Primero, por la casualidad que significaba encontrarme en un joven universitario aquella característica de la que hablaba Fernando Iglesias en su último artículo, donde describía la ¿conversión? de varios miembros de su familia desde el Partido Comunista Argentino hacia el kirchnerismo. Segundo, porque conozco gente que participa en agrupaciones estudiantiles, y al menos conscientemente, están bastante lejos de ser kirchneristas.

Tratando de entender la fascinación por el kirchnerismo que profesaba este joven, me contaba algo curioso. Resulta que para él, el proceso encabezado por los Kirchner es todo un movimiento revolucionario, al no ser "respetuoso de lo formal". O sea, para un marxista devenido en peronista, lo que convierte a los kirchneristas en revolucionarios es la improvisación a la hora de elaborar políticas, y el desprecio por cada una de las formalidades que hacen a cualquier república democrática que se tome en serio. Dicho en criollo, ser un pésimo gobernante constitucional es lo que te convierte en un buen caudillo revolucionario. Si Lula o Tabaré hubieran elegido el camino de Chávez, hoy serían idolatrados por militantes como este.

Lo típico de los populismos latinoamericanos, donde sea que surjan, es generar una suerte de elite de pseudointelectuales fanáticos del movimiento en cuestión, no importa cuanta censura o avasallamiento de las libertades pueda producir. Esto se observa muy bien en cualquier descalificación que esos intelectuales le hacen a la oposición: cualquier alternativa socialdemócrata es calificada como una "coalición conservadora". Todavía no se sabe bien a qué le llaman conservador, si los más interesados en preservar el status quo son ellos. Pretenden tener no sólo el monopolio de ciertas ideas sino también de un debate en el que serán los únicos autorizados para hablar.

No me sorprende tanto el paso del marxismo-leninismo al kirchnerismo experimentado por este chico, menos teniendo en cuenta el interés que la Unión Soviética manifestó (en épocas stalinistas) por los planes económicos quinquenales de Perón. Pero el artículo del diputado Iglesias lo pone bien en claro: el kirchnerismo es una encarnación débil del stalinismo, con casi los mismos principios. Lo bueno de este tipo de mezclas ideológicas es que uno puede refutar a dos enemigos mortales del liberalismo de una sola vez.

sábado, 3 de enero de 2009

"Presidenciables"

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Esta semana se conoció que el Senador Carlos Reutemann (PJ - Santa Fe) está planeando una candidatura presidencial para el 2011. El ex gobernador santafesino siempre trató de generar una supuesta imagen de "independencia" del poder central, una forma de promoción de su carrera política. Si pretende mantener esa imagen, le aconsejaría que no sea como cualquier otro peronista, y que participe de internas abiertas, con participación de los afiliados, para determinar quién será el candidato oficial del partido. De otra manera, será como cualquier otro peronista estándar, dispuesto a obtener el poder como sea, olvidando los mecanismos democráticos que deben estar presentes en una sociedad libre.

Definitivamente no quiero un 2011 igual a las últimas dos elecciones generales, con el PJ monopolizando casi todas las candidaturas. En 2003, Eduardo Duhalde decidió que no quería internas porque el probable ganador, Carlos Menem, no habría sido de su agrado, entonces hubo tres candidatos peronistas en la elección general. En 2007, los Kirchner llegaron a la conclusión de que todo suma, entonces permitieron hasta cinco candidatos a intendente que llevaran su fórmula presidencial, aprovechando que una gran mayoría de la población no corta boletas ni elige específicamente cada cargo.

Y no me olvido de la patética candidatura de Lavagna del año pasado, que solo sirvió para atomizar y restarle votos a la oposición, para que el ex ministro decidiera volver a las filas del kirchnerismo tres meses después. Parece que canso de tanto repetir el tema, pero los peronistas son así, parecen una familia feliz a la hora de gobernar y ejercer el poder (¿qué mejor ejemplo que el gobierno de Kirchner?), en ese momento no hay disidencias, pero a la hora de las elecciones resulta que son todos distintos, que nunca se conocieron o compartieron cargos.
Todo este tema se sintetiza perfectamente en una de las mejores frases de López Murphy, dicha en su spot publicitario del 2003: "Si no pudieron elegirse entre ellos, ¿por qué vamos a elegirlos nosotros?"

Tendríamos que predicar con el ejemplo, construir un partido político liberal manejado de manera horizontal, apegado a principios y no a líderes hegemónicos, y que se maneje democráticamente, como los partidos de los países avanzados.