viernes, 30 de octubre de 2009

Orientalismo

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Por el desarrollo de las últimas elecciones en el país vecino, uno podría tratar de describir al Uruguay de la misma manera que los autores románticos del siglo XIX se referían al Cercano Oriente: un lugar exótico, lleno de aventuras y misterios inaccesibles.

Porque seamos honestos, para la Argentina no habría nada más exótico que una república ordenada, aburrida, sin sobresaltos y con instituciones que funcionen al estilo uruguayo. Estamos tan acostumbrados al caos y al delirio actual que nos parece digno de la ciencia ficción que un lugar tan cercano haya podido alcanzar semejante nivel.

Pepe Mujica no me cae particularmente bien y preferiría que su oponente ganara el ballotage, pero parece ser comparativamente mejor a los Kirchner en varios aspectos. Ha repetido en varias ocasiones que quiere llevar a su país al primer mundo, se arrepintió de su pasado violento y dice no tener nada que ver con las políticas estatizadoras. Estará por verse si es así, pero el hecho de que el principal candidato a presidente tenga un discurso moderado es realmente envidiable. (Y estamos hablando del candidato de la izquierda)

Otro motivo de envidia es el rechazo a la iniciativa que proponía reabrir las causas contra los militares del proceso militar uruguayo. Demostrando siempre mayor sensatez, los orientales deciden no reescribir la historia y concentrarse en gobernar hacia adelante, sin generar conflictos sociales ni batallas ideológicas que caducaron hace treinta años.

Tratar de comparar eso con la Argentina parece destinado a fanáticos del masoquismo, viendo como nuestro gobierno insiste en revivir la "patria socialista" y repetir hasta el hartazgo consignas olvidadas en el resto del mundo.

Buenos Aires y Montevideo estarán a pocos kilómetros geográficamente, pero en materia de valores e instituciones, una distancia abismal separa a la dos ciudades. De alguna manera siempre nos ingeniamos para imitar lo peor y no los buenos ejemplos que abundan no demasiado lejos.

domingo, 25 de octubre de 2009

Piquetes de la escasez

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Como en el esquema mental de cualquier progresista la pobreza es algo digno de santificación, no pueden dejar de justificar todo piquete que se haga, supuestamente, en nombre de ella. Pedir libertad para producir y trabajar es de facho, lo moralmente válido es pedir subsidios a un gobierno.

Y eso que estamos hablando de organizaciones con un gran sentido poético, como “Barrios de Pie” o “Jóvenes de Pie”. Menos mal que para ellos, mantenerse a base de subsidios estatales no implica estar arrodillado, de otro modo no podrían vivir con su conciencia.

En estas últimas semanas se destapó el caso de la organización Túpac Amaru de Jujuy, un movimiento que tiene como líder a Milagro Sala, la puntera predilecta de Alicia Kirchner. Como tal, controla en esa provincia un poder proporcional al nivel de clientelismo político, y maneja más poder que legisladores provinciales, senadores o diputados. El control de la política argentina pasa hoy por el manejo de estas hordas organizadas y subsidiadas desde lo más alto del Estado nacional.

Tanto repitieron los progres durante los setenta que la violencia de arriba generaba la violencia de abajo, que ellos terminaron convirtiéndose en los protagonistas de ese proceso en pleno Siglo XXI, financiando y legitimando la violencia de estas organizaciones, ya sea “desde arriba” o en el llano.

Estas organizaciones nunca hubieran llegado a ser lo que son si no se las hubiera gestado y financiado desde el poder político como se hizo bajo el kirchnerismo, pero tampoco hubieran adquirido esa importancia si en la escala de valores de muchos, ser un “dirigente social” que ejerce esa función gracias a las prebendas oficiales es algo más valedero que invertir, generar riqueza y dar trabajo.

Detrás del odio al lucro (ajeno, por supuesto) del matrimonio gobernante, se esconde esta concepción de profundo desprecio hacia el derecho de propiedad, y la defensa de personas que utilizan métodos mafiosos y fascistas para obtener sus objetivos, debido a que significan muchos votos cautivos y el control territorial de las zonas más pobres de la Argentina.

Yo diría que el principal problema de Jujuy –y del país, también- es la abundancia de personas como Milagro Sala y la escasez de verdaderos emprendedores y ciudadanos.

jueves, 8 de octubre de 2009

Se imaginan?

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En 1992, la tristemente célebre María Romilda Servini de Cubría buscó impedir que se mencionara su nombre en el programa de Tato Bores. En repudio, una multitud de artistas y periodistas se reunió para apoyar al humorista frente a una clara situación de censura.

En 2009, el gobierno kirchnerista impone un proyecto de ley de radiodifusión con el claro objetivo de controlar los medios colocándolos bajo la órbita directa del Estado, y muchos de los famosos que aparecieron en este video, hoy apoyan la medida. Aparece gente muy respetable que ha mantenido su posición crítica, pero son la excepción. La mayoría eligió convertirse en apologistas del régimen.

¿Se imaginan ustedes a muchos de los que pusieron la cara por Tato Bores, por mencionar algunos, a Victor Heredia, Patricia Sosa, Alejandro Dolina, Horacio Fontova, Juan Leyrado, Soledad Silveyra, haciendo lo mismo contra la ley de medios K? ¿O a Victor Hugo Morales, que también defiende contra viento y marea la nueva ley?

¿Quién cantará por nosotros ahora? ¿Cuántos de ellos gritarán cuando Néstor Kirchner se dedique a ejercer la censura previa contra algún periodista? ¿Cuántos de ellos se quejarán cuando la policía mediática del gobierno imponga contenidos?

¿Quién de ellos se escandaliza ahora, un momento en el que la libertad de cualquiera está en juego?

Quizás la mezcla entre afinidad ideológica y subsidios puede más que cualquier valor.

Será que el pluralismo es otro invento neoliberal, tan circunstancial que puede ser reemplazado por la tutela del Estado sin que ellos noten la diferencia.