miércoles, 3 de diciembre de 2008

Opinión publicada

Compartir Cuando recorrí la Feria del Libro este año vi toda la atención que muchas editoriales le dedicaron al libro "La Doctrina Shock" de Naomi Klein. Incluso había una pantalla que proyectaba el documental basado en esta publicación. No lo he leído, porque es obvio que no gastaría $40, o incluso menos, en un libro de Klein, pudiendo encontrar en ese lugar autores interesantes a precios accesibles. Lo que me llama la atención, por la crítica que leí de Johan Norberg, es que la autora asegura que los políticos sacan ventaja de catástrofes o crisis de todo tipo para aplicar políticas de libre mercado. Básicamente, para la autora la historia del Siglo XX se caracterizó por la acción de malvados grupos neoliberales que sembraban el pánico en todas las regiones del planeta con el objetivo de aplicar políticas con las que nadie en su sano juicio podría estar de acuerdo. Es interesante la manipulación de los hechos que se puede hacer con este tipo de teorías, y si hay un caso en particular que sirve para refutarla, es el de Argentina. Eduardo Duhalde se aprovechó de los acontecimientos de diciembre de 2001 (provocados por él mismo y sus amigos del conurbano) para tomar el poder y aplicar políticas heterodoxas como la devaluación y la pesificación asimétrica, que significaron en términos reales un mayor ajuste que el que proponía gente sensata como Ricardo López Murphy y una pérdida enorme del poder de compra. Pero parece que este "capitalismo del desastre" solo existe para la inteligentsia anti-globalización cuando se trata de aplicar medidas liberales, pero de ninguna manera es así cuando se pretende la vuelta a un modelo corporativo industrialista.


Esta tarde estaba hojeando un libro de texto de geografía para la Secundaría Básica, y me llamó la atención la ideología que el manual manifiesta en cuanto a temas fiscales: "Para establecer un principio equitativo con otros sectores productivos del país, los gobiernos de algunos países fijan un impuesto sobre los ingresos que obtienen por las exportaciones, conoido como retenciones. (...) En el mundo desarrollado, particularmente en Europa, existe una política inversa, la producción primaria no sufre retenciones, sino que, por el contrario, es subsidiada. Esto origina desequilibrios en el comercio internacional" O sea, para los editores las retenciones no son un impuesto distorsivo o confiscatorio, sino que cumplen una funcion igualadora, lo distorsivo para ellos es promover una mayor producción agrícola. Deben haber recibido asesoría económica de Néstor Kirchner.

Bueno, hay algunas buenas noticias. Renunció Picolotti (¿Madonna Secretaria de Medio Ambiente?) y Saxby Chambliss ganó hoy en Georgia, lo que significa que los demócratas no tendrán 60 bancas en el Senado.

1 comentario:

La ASOJOD dijo...

Típico de los globalofóbicos: andan todavía viviendo de la teoría de la conspiración para "analizar" el mundo.

A mí particularmente me da risa el término "neoliberal" que esta gente nos aplica a los que defendemos la libertad y al individuo. Es un concepto que, epistemológica y metodológicamente, no existe. Es como un fantasma que ellos se inventan para atacar, un monigote hecho a la medida -como decía Popper- para desquitar sus frustraciones y parecer inteligentes.

Una vez más, felicitaciones, muy buen post.

Alejandro