Lo que me preocupa es lo que están sintiendo y pensando estos personajes que se autotitulan “la mierda oficialista”. En un principio pensé que aquellos que seguían 6, 7, 8 eran kirchneristas convencidos del modelo, es decir, me causaban cierta gracia porque en general los peronistas me causan mucha gracia, y aunque no dejaba de salir

Siempre digo que para mí ese programita (6, 7, 8) es como Zulma Lobato, (salvando la ingenuidad de esta pobre mediática) soy consciente de que se trata de mamarrachos con suerte de figurar, pero tienen ese “algo” que me lleva a mirarlos. Quizás sea justamente el hecho de que ambos compartan la condición de fenómeno: una cosa extraordinaria, sorprendente.
Bueno, como venía diciendo, todo era “normal” hasta que llegué a la parte en que los mismos televidentes se autodenominaban “la mierda oficialista”, un rótulo que se difundió desde este programa básico. Desde ese momento supe que algo estaba muy, muy mal; no se trataba ya de una lógica opuesta, de un conjunto de ideas que yo creía obsoletas, acá estaba pasando algo grave. La propaganda en general, consiste en lanzar una serie de ideas que busca influir en el sistema de valores de las personas, ahora... ¿Cuán políticamente correcto es que se haga creer a una serie de personas que son una mierda? ¿Cuál es el alcance de estos grupúsculos que están a cargo de difundir un plan de gobierno que supuestamente es serio y comprometido? ¿La ciudadanía que los sigue es mierda? La conclusión no es complicada, la legitimidad de la institución recae en la mismísima mierda, es una lástima, podríamos haber arribado a esa conclusión sin tanta imprudencia. Esos argentinos son consumidos por 4 o 5 periodistas que esconden su óptica detrás de un archivo, y esto es acompañado por una ley que cercena la posibilidad de que este tipo de medios tenga una competencia a la altura de las circunstancias. La televisión en el siglo XXI es el medio masivo por excelencia; es preocupante que esté siendo manipulado de esa manera y con fondos que no le pertenecen. No logro advertir ninguna diferencia entre los dictadores del '76 y su relación con el mundial '78, y el “Fútbol para todos”. Es la misma manipulación impune disfrazada de democracia (en decadencia). Estas “mierdas” de personas sufren de tal manera la democracia, que llego a pensar que prefieren otro sistema de gobierno, en donde se valgan de victimarios para sostenerse y legitimarse, no muy diferente a los sistemas totalitarios más conocidos y que supuestamente repudian. No necesitamos ciudadanos de mierda, necesitamos personas que ejerzan su ciudadanía con responsabilidad, y sobre todo con compromiso. La democracia no necesita de programas que inculquen en los televidentes la idea de ser mierda por ser diferentes, de hecho esa es su virtud más importante. Argentina necesita vivir en democracia y este tipo de adjetivaciones no hacen más que torcer ese camino tan necesario y sin duda el más apropiado. La guerrilla comunicacional no puede ser el único camino, sencillamente porque es el peor de los caminos de mierda.