domingo, 25 de abril de 2010

Ciudadanos de "mierda"

Compartir El argentino promedio tiene esa tendencia a comprar buzones de un tamaño extraordinario, argumentar en favor del chasco, y hasta pareciera que exacerban esas ganas de volver a comprar uno incluso más grande. Entiendo que los iluminados que nos gobiernan, facilitan esta tarea de berretizar la mente, pero ¿en qué momento encontrarán el modo de sortear esa burbuja que los mantiene alineaditos?
Lo que me preocupa es lo que están sintiendo y pensando estos personajes que se autotitulan “la mierda oficialista”. En un principio pensé que aquellos que seguían 6, 7, 8 eran kirchneristas convencidos del modelo, es decir, me causaban cierta gracia porque en general los peronistas me causan mucha gracia, y aunque no dejaba de salir de mi asombro, muy en el fondo podía entender que había una lógica a la que jamás podría unirme. Son cosas que pasan, habrá que dejarlos que se golpeen la cabeza en unos años, cuando los resultados sean desastrosos, decía. No quiero caer en el análisis, prefiero la observación simple y concreta: lamentablemente (o no) la psicología, ni la sociología son mi fuerte.
Siempre digo que para mí ese programita (6, 7, 8) es como Zulma Lobato, (salvando la ingenuidad de esta pobre mediática) soy consciente de que se trata de mamarrachos con suerte de figurar, pero tienen ese “algo” que me lleva a mirarlos. Quizás sea justamente el hecho de que ambos compartan la condición de fenómeno: una cosa extraordinaria, sorprendente.
Bueno, como venía diciendo, todo era “normal” hasta que llegué a la parte en que los mismos televidentes se autodenominaban “la mierda oficialista”, un rótulo que se difundió desde este programa básico. Desde ese momento supe que algo estaba muy, muy mal; no se trataba ya de una lógica opuesta, de un conjunto de ideas que yo creía obsoletas, acá estaba pasando algo grave. La propaganda en general, consiste en lanzar una serie de ideas que busca influir en el sistema de valores de las personas, ahora... ¿Cuán políticamente correcto es que se haga creer a una serie de personas que son una mierda? ¿Cuál es el alcance de estos grupúsculos que están a cargo de difundir un plan de gobierno que supuestamente es serio y comprometido? ¿La ciudadanía que los sigue es mierda? La conclusión no es complicada, la legitimidad de la institución recae en la mismísima mierda, es una lástima, podríamos haber arribado a esa conclusión sin tanta imprudencia. Esos argentinos son consumidos por 4 o 5 periodistas que esconden su óptica detrás de un archivo, y esto es acompañado por una ley que cercena la posibilidad de que este tipo de medios tenga una competencia a la altura de las circunstancias. La televisión en el siglo XXI es el medio masivo por excelencia; es preocupante que esté siendo manipulado de esa manera y con fondos que no le pertenecen. No logro advertir ninguna diferencia entre los dictadores del '76 y su relación con el mundial '78, y el “Fútbol para todos”. Es la misma manipulación impune disfrazada de democracia (en decadencia). Estas “mierdas” de personas sufren de tal manera la democracia, que llego a pensar que prefieren otro sistema de gobierno, en donde se valgan de victimarios para sostenerse y legitimarse, no muy diferente a los sistemas totalitarios más conocidos y que supuestamente repudian. No necesitamos ciudadanos de mierda, necesitamos personas que ejerzan su ciudadanía con responsabilidad, y sobre todo con compromiso. La democracia no necesita de programas que inculquen en los televidentes la idea de ser mierda por ser diferentes, de hecho esa es su virtud más importante. Argentina necesita vivir en democracia y este tipo de adjetivaciones no hacen más que torcer ese camino tan necesario y sin duda el más apropiado. La guerrilla comunicacional no puede ser el único camino, sencillamente porque es el peor de los caminos de mierda.

7 comentarios:

Ceo dijo...

Le tienen terror a la inteligencia. Si gobernara la inteligencia, ellos desaparecerían por defecto, ni siquiera serían mierda, se los tragaría la nada.
¡Excelente las notas!
Saludos

MM dijo...

Lo que te lleva a mirarlos es el morbo. El mismo que hace que nos detengamos en un accidente para "ver". Dicen que el morbo actúa para certificarnos que nos somos nosotros los que se estrolaron contra una columna. Como en 678, a veces lo miramos para corroborar que no hemos caido tan bajo.

saludos!

el neoliberal dijo...

Ayn Rand al fin volviste a postear.
Francisco D'Anconia con sus posts ya me tenia las bolas por el piso.
saludos

Francisco D'Anconia dijo...

@Ceo, a eso y también a la realidad le tienen terror. 678 es como el mundo bizarro de Superman, todo está al revés, un universo paralelo creado por ellos.

@Groncho, creo que muchos lo miran por morbo, sólo para ver qué tan bajo van a caer en el programa de hoy. Y siempre se superan a si mismos.

@el neoliberal, lamento que mis posts te dejen las bolas por el piso, deberías intentar con otros blogs.

RELATO DEL PRESENTE dijo...

Lo miro a veces para cagarme de risa y otras para encontrar motivos para putear.

Es catártico.

Y cuando dejen de ser Gobierno, la mierda oficialista será tan solo una mierda.

javi dijo...

No miro 678 porque básicamente no soporto ver tele, aunque reconozco que es un verdadero fenómeno que excede los límites de la caja boba. Llenar plazas en diferentes ciudades del país, utilizar las redes sociales para algo más que el autobombo individual. La revalorización del debate político, no sé dónde vez berretización. La guerrilla comunicacional, dice Umberto Eco, sirve para contrarrestar los efectos del discurso hegemónico de los massmedia. El concepto de "mierda oficialista" es comparable al "hecho maldito del país burgués" (J.W.Cooke), es una metáfora, una operación semiótica. El capitalismo es una mierda. Salud!

Francisco D'Anconia dijo...

@javi, las mismas pavadas que decís delatan que mirás 678 y comprás los buzones del gobierno. Lo mismo se ve en los blogs que seguís.

Lo que más me divierte de los cybermilitantes pagos como vos, es que simulen ser inocentes palomitas preocupadas por el país. Andá con ese verso a otro lado.